Agazapada sobre una gárgola en primer plano, una
figura encapuchada observa, vigilante, las calles de un París medieval. Al fondo, la imponente catedral de Notre-Dame corona el cuadro. Esta imagen
tan poderosa sirve de portada para El Verdugo, recientemente publicado
por Norma Editorial, y supone toda
una declaración de intenciones sobre lo que vamos a encontrar al pasar la
página y comenzar con la lectura.
Al ver la portada no puedo evitar pensar en Batman. Esa figura oscura, solitaria,
siempre vigilante desde el manto de la noche eterna. Y es que, si sustituimos
las calles de Gotham por el París de Alejandro Dumas manteniendo ese tono oscuro, misterioso, sucio y
peligroso tan característico, podemos hacernos una idea bastante aproximada de
la ambientación que vamos a encontrar en la obra de Mathieu Gabella y Julien
Carette.
La noche parisina tiene un aura especial, cierto
encanto en el que cualquier cosa es posible y lo mágico se entremezcla con lo mundano de forma completamente
natural. En ese contexto se nos presenta a nuestro protagonista, un justiciero
implacable siempre dispuesto a ejecutar la voluntad de Dios para limpiar la ciudad de los criminales de la peor calaña. Un
vigilante que, también como el Caballero
Oscuro, está condenado a una vida de sombras y soledad.
Heredero de una antigua tradición transmitida de
maestro en aprendiz, el Verdugo posee el
Don: el poder de decidir el instante y el lugar en el que sus víctimas
caerán bajo el filo de su espada, así como una invulnerabilidad que le permite
afrontar sin riesgo cualquier tipo de situación. Sin embargo, pese a todo su
poder, el Verdugo tiene un punto débil por el que deberá pagar un alto precio:
su sometimiento al designio divino, canalizado a través del misterioso y
cuestionable Consejo de la Ciudad.
Todo parece ir sobre ruedas, siguiendo fielmente las
tareas impuestas por el Consejo,
hasta que un día algo falla en una misión. ¿Cómo es posible? ¿Acaso Dios
puede estar equivocado en sus designios? ¿O tal vez sus misiones nunca habían
tenido un origen divino? Un incidente que pondrá a prueba todas sus creencias
así como la concepción de un mundo que hasta el momento creía entender.
¿Realmente es el único de su clase?
Tras este atractivo punto de partida Gabella plantea una historia sólida y compleja, que no deja de crecer en tamaño,
interés y ambición a lo largo de los 3 álbumes que componen el integral que
tenemos entre manos. Una trama valiente, narrada en varios tiempos, que se
atreve incluso a desvelar el misterio detrás del famoso hombre de la máscara de hierro, tantas veces mencionado en el cine
y la literatura.
El dibujo de Carette
nos transporta directamente a las sucias
y hacinadas calles de París de
finales del S. XVII, con una recreación de ambientes, entornos y edificios
reales digna del trabajo de Eddie
Campbell en From Hell. Un trabajo
artístico muy detallado que, afortunadamente, no lastra el enérgico ritmo de la
narración, que fluye entre viñetas atrapando al lector e impidiéndole abandonar
la lectura. Hay que decir que, aunque mejora conforme avanzan las páginas, el
trazo de los personajes no está a la altura del de los entornos, especialmente
en el primer álbum. Un pequeño punto gris que no basta para oscurecer el
conjunto.
Cabe destacar el tratamiento
del color, a cargo de Jean-Baptiste
Hostache y Simon Champelovier,
que potencian el trabajo de Carette a
través de una paleta capaz de desdoblar París en dos ciudades completamente
distintas dependiendo de la hora del día en la que suceda la acción. Bulliciosa
y luminosa de día, misteriosa y mágica de noche. Y es precisamente en la
penumbra, recurrente a lo largo de toda la obra, donde más brilla el trabajo
realizado en este campo.
La edición de Norma Editorial, en cartoné y
formato de álbum europeo, recoge a lo largo de sus 176 páginas por primera vez
en nuestro país y de forma íntegra los 3 volúmenes - ¿Justicia Divina?, Mascaradas
y La Fiesta de los Inocentes -
originalmente publicados por Delcourt
en Francia entre 2016 y 2018, aunque
no incluye ningún extra más allá de las cubiertas de los tomos individuales.
Una lectura más que recomendable, que seguro no nos dejará indiferentes...
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